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dimarts, 26 d’abril del 2011

LOS CIUDADANOS DE ISLANDIA DAN UNA LECCIÓN AL MUNDO. Pedro Pozas Terrados (Friday, March 4, 2011 at 7:56 pm)

¡SIN NOTICIAS DE ISLANDIA! Si alguien cree que no hay censura en la actualidad que me diga, si se ha sabido todo lo que pasa en Egipto y países árabes, por qué los periódicos no han dicho nada de nada sobre lo que sucede en Islandia.

En Islandia, el pueblo hizo dimitir a un gobierno al completo, se nacionalizaron los principales bancos, se decidió no pagar la deuda que estos habían creado con Gran Bretaña y Holanda a causa de su mala política financiera y se acaba de crear una asamblea popular para reescribir su constitución.
Y todo ello de forma pacífica. Toda una revolución contra el poder que nos ha conducido hasta la crisis actual.
He aquí, por qué no se han dado a conocer estos hechos durante dos años:
¿Qué sucedería si el resto de ciudadanos europeos tomaran ejemplo?

Éstos son los hechos:
2008. Se nacionaliza el principal banco del país. La moneda se desploma, la bolsa suspende su actividad. El país está en bancarrota.
2009. Las protestas ciudadanas frente al parlamento logran que se convoquen elecciones anticipadas y provocan la dimisión del Primer Ministro, y de todo su gobierno en bloque. Continúa la pésima situación económica del país.
Un proyecto de ley propone la devolución de la deuda a GB y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todas las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés.
2010. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum.
En enero de 2010, el Presidente se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular.
En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con un 93% de los votos.
A todo esto, el gobierno ha iniciado una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la crisis. Comienzan las detenciones de varios banqueros y altos ejecutivos. Interpol dicta una orden, y todos los banqueros implicados abandonan el país.
En este contexto de crisis, se elige una asamblea para redactar una nueva constitución que recoja las lecciones aprendidas de la crisis y que sustituya la actual, una copia de la constitución danesa.
Para ello se recurre directamente al pueblo soberano. Se eligen 25 ciudadanos sin filiación política de los 522 que se han presentado a las candidaturas, para lo cual sólo era necesario ser mayor de edad y tener el apoyo de 30 personas.
La asamblea constitucional comenzará su trabajo en febrero de 2011 y presentará un proyecto de carta magna a partir de las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país.
Deberá ser aprobada por el actual Parlamento y por el que se constituya tras las próximas elecciones legislativas.

Ésta es la breve historia de la Revolución Islandesa: la dimisión de todo un gobierno en bloque, la nacionalización de la banca, un referéndum para que el pueblo decida sobre las decisiones económicas trascendentales, el encarcelamiento de los responsables de la crisis y la reescritura de la constitución por sus ciudadanos.
¿Se nos ha hablado de todo esto en los medios de comunicación europeos?
¿Se ha comentado en las tertulias políticas radiofónicas?
¿Se han visto imágenes de estos hechos por la TV? Claro que no.
El pueblo islandés ha sabido dar una lección a toda Europa, plantándole cara al sistema y dando una lección de democracia al resto del mundo.


La meva reflexió i una frase d’autor anònim

Després de l’enfonsament dels tres bancs principals, Islàndia va demanar a l’FMI un paquet de rescat per sortir del tràngol financer en què es trobava. Avui l’FMI ens diu que aquest país té superàvit comercial, la inflació va disminuint i el creixement s’està començant a constatar el 2011, tot i les dificultats per dur a terme el projectes d’inversió per raons òbvies.
La reflexió seria que Islàndia no ha trencat amb les institucions internacionals ni s’ha barallat amb ningú. Continua tenint unes relacions fluides amb l’FMI, però independents fins on sigui possible. Ha corregit un problema i l’està intentant resoldre. No ha fet res més que un exercici de democràcia i civilitat.
Els seus ciutadans han actuat en consciència i sobretot amb responsabilitat. S’han quadrat davant els fets i han dit: per aquí no hi passem! Per a mi aquesta n’és la clau: la responsabilitat. Potser el fet de ser un país petit li ha permès afrontar el problema tal com és i sense embuts. En cru! Pels catalans això també pot significar un altre element per a la reflexió.
Els nostres polítics es responsabilitzen de les decisions que prenen o les que no prenen? Assumeixen els seus errors i dimiteixen quan cal fer-ho? Ens representen? Els grans executius de les empreses més importants, dels grans hòldings i de les entitats financeres assumeixen els seus greus errors i les conseqüències de grans magnituds que se'n deriven, com els que ens han dut fins on som ara?
L’economia financera, especulativa, etc. (en diuen enginyeria d’això, molt ben pagada a més a més) no és pas un joc virtual, però sembla que molts ho han viscut així. Ara volen que el desgavell el paguem entre tots els qui no hi jugàvem, perquè ells ja hi han perdut jugant-hi. Pur cinisme.
Com que és ben clar que la major part dels grans executius i polítics no assumeixen les seves responsabilitats, hem de fer-ho nosaltres. Aquest és l’exemple que ens donen els ciutadans islandesos.
La pregunta que ens hauríem de fer seria: ens responsabilitzem nosaltres de les decisions que prenem? I de les conseqüències que se'n desprenen? Del nostre vot o no vot, de la nostra actitud, activa o passiva. Algú ha de fer-ho. Com que ara per ara no ho fem, ja ens ho estan fent pagar, i amb escreix. Com diu l’avi Hessel, Indignem-nos i passem a l’acció!

Xavaller

Un banquer és aquell qui et deixa un paraigües quan fa bon temps i te’l pren just quan plou.                   (d'autor anònim)

dilluns, 11 d’abril del 2011

JOHN GRAY / BICHOS


John Gray, profesor de la London School of Economics, empezó siendo thatcheriano; después criticó los excesos del libre mercado, y ha acabado siendo él mismo. La despiadada lucidez de sus espléndidos ensayos (Falso amanecer, Contra el progreso y otras ilusiones o el superventas animalista Perros de paja logra que el lector se cuestione lo incuestionable: que el progreso es una aspiración irrenunciable de cualquier ser racional. Para Gray, todos somos demasiado humanos para progresar de verdad; y ser humanos consiste, en esencia, en ser animales. Tras dos horas de charla con él, salgo pensando que, además, somos unos bichos.


[Gray inicia la conversación.]
– He de decirle que estoy de acuerdo con mi amigo Lovelock: el calentamiento global es irreversible. Es ingenuo pensar, que con unos cuantos molinos de viento vayamos a detenerlo...

– Pero es mejor que no hacer nada.

– Eso cree el ecologismo ‘buenista’: si podemos destruir la Tierra, también podemos detener su destrucción con unas plaquitas solares.

– Me temo que les falta humildad.

– Y, mientras, Putin ignora los cuentos verdes y hace realpolitik despiadada. Energía: ésa es la clave geopolítica. Rusia controla Europa porque controla su energía, ya que los progres se opusieron a las nucleares. Por eso hoy dependemos de la energía rusa.

A lo mejor los rusos no son tan malos.

– Tienen su propia agenda, y nuestro bienestar no es su prioridad.  

Aprenderé eso después del inglés.  

– ¿Y sabe por qué hemos llegado a esta situación de deterioro de nuestro planeta?

Dígalo usted.

– Porque creemos en el progreso: esa utopía nefasta. Quienes han querido cambiar el mundo son quienes lo han degradado.

Explíquese.

– Éramos los reyes de la creación: "Tomad la Tierra y sometedla".  ¿Recuerda? El cristianismo puso la semilla del desastre ecológico.

¿Antes no se hablaba de progreso?

Los griegos hubieran denostado esa idea absurda. ¿Progreso...? ¿Hacia dónde? Ellos creían en el equilibrio dentro del eterno y cíclico retorno. No trataban de cambiar el mundo, sino de contemplarlo hasta entenderlo para llegar a la armonía en él.

¿No querían progresar?

– Aceptaban nuestros límites y desconfiaban de las utopías. El progreso es un mito lanzado por los ilustrados hace apenas dos siglos. Los ilustrados prometían que, con la acción guiada por la razón, el hombre podía mejorar el mundo más y más hasta el infinito.

Lo lograron: hoy vivimos más y mejor.

Cuando oiga la palabra infinito es que alguien le está engañando. Hemos conseguido cierto avance tecnológico y vidas más largas, sí; pero a costa de depredar el planeta, como si no formáramos parte de él. El progreso moral no existe: la tortura, la guerra i la esclavitud se repiten hoy bajo otras formas.

El mundo es hoy mejor, pese a todo.

– ¿De verdad? Duérmase en su ‘buenisno’ y verá: la lucha continúa, procure no perderla.

Podríamos ser todos hermanos...

– Acepte que no somos mejores que los demás animales. Se sentirá mejor.

Lo acepto encantado, señor animal.

– No habrá un mundo mejor. Habrá éste y se acabará. Libérese de tanta inútil esperanza y de utopías progresistas. Descansará.

Lo intentaré.

– Esa soberbia ilustrada la heredaron los marxistas: el nuevo hombre comunista dominaría la Tierra; pero en realidad lo que consiguieron fue una hecatombe ecológica mucho peor que la de los países capitalistas.

Hubo gulags, cierto, muy progresistas.

– Y hoy el neodesarrollismo globalizado nos promete otro fin de la historia: todos demócratas en un libremercado universal.

Eso no es tan progre.

– Es igual de utópico que el marxismo... Promete un final feliz que nunca llega. Pero la gran pregunta es: ¿y mientras tanto?

¿Qué pasa mientras tanto?

– Pues lo de siempre, la historia sin fin. Rusia que vuelve a querer dominar Europa; India y China que necesitan más y más energía. Conflictos étnicos, religiosos, luchas por los recursos, guerra, explotación, esclavitud, hambre. Lo que vemos y veremos hasta que acaben nuestros días y los de la especie.

El hombre es un lobo para el hombre.

– Es un animal. Por eso es mucho menos desgraciado cuando renuncia a cambiar el mundo.

Tal vez seamos, como Hobbes, lobos para los demás hombres, pero John Gray es un monstruo de fatal erudición. Analiza el mundo y se limita a tratar de comprenderlo y aceptarlo como es porque forma parte de él.

– Cierto. Y mientras el ‘buenismo’ y las utopías entontecen a nuestros dirigentes, la historia real decide cada día quién gana y quién pierde.

¿En qué sentido?

Tipos como Putin, militares, terroristas y estadistas muy poco democráticos, como los que controlan las energías del planeta –entiéndase Rusia, Irán, Venezuela, Libia, Argelia...–, hacen sus planes. Y no son buenos para nosotros.

¿Y nosotros?

Un estadista inteligente trata de pactar con la realidad, no con sus utopías ni con sus buenas intenciones. La realidad es que la energía es un bien finito y que se ha abierto un gran juego mundial por controlarla: de ese juego depende nuestro futuro.

¿Y...?
Los combustibles fósiles están en manos de regímenes ambiciosos y muy poco democráticos, y los renovables no son suficientes.

¿Y el biofuel?

Curioso. Bush lo defiende ahora tras haberlo despreciado, porque él y los neocon han descubierto que es imposible dominar Oriente Medio y lograr su gas y su petróleo por la fuerza. Ahora esperan sacar biocombustible del “cinturón del maíz” americano.

¿El biofuel es ecológico?

Nefasto, pero conveniente para EE.UU.

No es usted optimista.

Acepto la realidad, empezando por asumir mi propio fin y el de mi especie. Mire, las utopías nos llevan a los desastres. No hay soluciones mágicas: los problemas realmente importantes del ser humano no tienen solución. Sólo podemos gestionarlos día a día.

¿Y la patria no será la humanidad?

Salve su trasero. Los seres humanos no podemos controlar la Tierra más de lo que controlamos nuestras propias vidas. Pero podríamos ser al menos más humildes.


Lluís AMIGUET



El meu comentari:
Atès que aquest és el planeta i el món en què vivim ara i avui, el més sensat és centrar-nos en la realitat i mirar de gestionar-la de la manera més justa i democràtica. No hem d’embadalir-nos mirant el bell paisatge o l’horitzó mentre el sòl per on caminem és ple de forats i obstacles i ens cauen pedres al damunt. Aquest món i tot allò que ens prometen i ens dibuixen per al futur són una fal·làcia, un engany que els poderosos no es creuen.   

El futur ja arribarà i serà millor com més bé fem les coses ara. Però no pot ser mai un miratge que ens amagui o disfressi el present. Vivim inquiets instal·lats en un present-futur, consumint i cremant el present-present i menystenint el passat recent. Tornem l’home al present i a la vida, que és l’únic que ara tenim. Hem de recuperar la dignitat humana i ser els nostres dirigents. Potser ens calgui un nou Renaixement.


Xavaller