D'entrada
m'he de disculpar perquè les tasques al si del Procés Constituent i assumptes personals m'han
fet deixar de banda el bloc durant un més llarg. En segon lloc, passo a
difondre aquest article d'en M.A. Bernal sobre 'la Constituyente' a
Panamà (publicat a EL SIGLO, 13/01/2014) perquè el considero força clar i didàctic, i penso que pot ajudar a
visualitzar i entendre per a què estem treballant els
adherits i simpatitzants del Procés Constituent a Catalunya: per una
República Catalana social, lliure i participativa que es construeixi de
baix a dalt i que respongui al interessos de la majoria.
La Constituyente es, ante todo, un proceso
incluyente en el que la
Constitución es el medio o instrumento para la
racionalización del ejercicio del poder político a través de la participación
ciudadana, real y efectiva.
Ese proceso constituyente debe darle vida al sentimiento jurídico y al sentimiento constitucional que, a su vez, hará aflorar y actuar al poder constituyente, es decir, a la soberanía popular que es la que puede hacer Constitución a través de la participación y la acción ciudadana, única capaz de transformar el estado actual del Estado.
También, el proceso constituyente, al activar a ‘la ciudadanía militante’, promoverá los diálogos, debates y actividades que dejarán atrás a la población espectadora y abrirá los cauces necesarios para una ciudadanía actora.
El proceso constituyente, tan temido por los amantes del ‘status quo’ y del ‘cambio para que nada cambie’, debe servir de motivador institucional, controlador racional y amortiguador social:
1.-Motivador institucional de la transformación reconstituyente que se necesita para toda nuestra sociedad, de las instituciones, de los procedimientos, de los contaminados y viciados Órganos del Estado, de los vacíos éticos que aumentan. Del decidir con la participación de todos, y sin exclusiones, qué país queremos y cómo lo queremos. O sea: hacer Constitución.
2.-Controlador racional del ejercicio del poder político, para evitar sus actuaciones cada vez más irracionales, por ausencia de control ciudadano, cuyo poder está ausente del ejercicio cotidiano de la administración pública. O sea: constitucionalismo pleno.
3.-Amortiguador social, para evitar que siga en aumento la violencia represiva de los factores reales de poder que monopolizan al Estado y multiplican sus acciones en contra de nuestras libertades democráticas, como lo vemos en el militarismo rampante que vivimos. O sea: constituyente.
Ese proceso constituyente debe darle vida al sentimiento jurídico y al sentimiento constitucional que, a su vez, hará aflorar y actuar al poder constituyente, es decir, a la soberanía popular que es la que puede hacer Constitución a través de la participación y la acción ciudadana, única capaz de transformar el estado actual del Estado.
También, el proceso constituyente, al activar a ‘la ciudadanía militante’, promoverá los diálogos, debates y actividades que dejarán atrás a la población espectadora y abrirá los cauces necesarios para una ciudadanía actora.
El proceso constituyente, tan temido por los amantes del ‘status quo’ y del ‘cambio para que nada cambie’, debe servir de motivador institucional, controlador racional y amortiguador social:
1.-Motivador institucional de la transformación reconstituyente que se necesita para toda nuestra sociedad, de las instituciones, de los procedimientos, de los contaminados y viciados Órganos del Estado, de los vacíos éticos que aumentan. Del decidir con la participación de todos, y sin exclusiones, qué país queremos y cómo lo queremos. O sea: hacer Constitución.
2.-Controlador racional del ejercicio del poder político, para evitar sus actuaciones cada vez más irracionales, por ausencia de control ciudadano, cuyo poder está ausente del ejercicio cotidiano de la administración pública. O sea: constitucionalismo pleno.
3.-Amortiguador social, para evitar que siga en aumento la violencia represiva de los factores reales de poder que monopolizan al Estado y multiplican sus acciones en contra de nuestras libertades democráticas, como lo vemos en el militarismo rampante que vivimos. O sea: constituyente.
Alcanzar el inicio de un proceso constituyente es urgente, además de necesario. Y esa tarea nos corresponde a los que creemos y tenemos valores democráticos y lograr hacer realidad la esperanza de mejores días para todos. Ello nos conduce a plantear, una vez más, la exigencia de la inclusión de una quinta papeleta en los comicios del 4 de mayo, para que la ciudadanía se pronuncie a favor o en contra, de la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente como inicio inmediato del proceso constituyente.
Exijamos, como ciudadanos, el compromiso público de todos los candidatos a nivel nacional, independientes y de todos los partidos políticos, a cualquier cargo de elección popular en los comicios venideros, a que expresen y manifiesten, públicamente, si están a favor o en contra de la urgencia y necesidad de un proceso constituyente.
Miguel Antonio Bernal
(catedrático
de la Facultad
de Derecho, Panamá)
